Invertí 5 euros y recibí una inmersión a la cultura Totonaca, a los saberes ancestrales que hablan de los beneficios de las plantas y a una riqueza cultural que me dejó con ganas de más.
Los doné a “Magtayaní”, una Organización de la Sociedad Civil; el titular decía que me invitaban a un taller de mascarillas y exfoliantes con los ingredientes que tengo en casa.
Pero no.
No fue un taller de mascarillas con ingredientes caseros, eso queda corto y soso, fue descubrir un estilo de vida comunitario, al que en la cultura Totonaca llaman “Buen Vivir”
Antonio de Luna en Mecatlán, Veracruz me contó que “el buen vivir” es la armonía que existe entre las necesidades económicas y sociales de las personas, la comunidad y la naturaleza, a través del ser Totonaco.
Léelo otra vez, a mi me pasó así, me llevó unos minutos más que entenderlo, hacerme consciente de los distintos estilos de vida que pueden coexistir en otros rincones del mundo. Y además, me encantó.
Para mi esos 5€ fueron pagar mi boleto directo a la hermosa y sorprendente riqueza natural y cultural Totonaca, fue darme cuenta de que Organizaciones de la Sociedad Civil como “Magtayaní” ayudan a frenar la circulación (migración) de personas, cultura y sueños de vida de la sierra norte de Veracruz.
Reformulan las expectativas de los jóvenes y sirven como catalizador para que todos los habitantes de la comunidad se conviertan en los propios guardianes de sus recursos y riqueza local; aprendan y se comuniquen entre sí y así logren transformar su sueño de “en dos años me muevo pa´cdmx a trabajar” por “soy líder comunitario, tengo una microempresa local y me siento orgulloso de mi historia cultural”
Todo esto es desarrollo sostenible y sin saberlo, lo impulsé con los 5€ que doné por mi “taller de mascarillas y exfoliantes” que ya sabemos que fue mil veces más que eso.
Al final, ser solidario no es solamente donar 5€ como hice, puede ser todo: dar un like, compartir con un amigo que sepas le puede gustar, hablar del tema con alguien y hacerlo visible, donar tiempo o conocimiento porque a alguien más le puede servir.
Ser solidario es infinito y créeme, si lo haces de cualquier manera poco a poco, se te irá quitando lo grinch, o por lo menos algo de eso.
Si un día se te antoja tomarte un café recién hecho con la última cosecha de la sierra Veracruzana, comerte un mole irreal hecho por un colectivo de mujeres Totonacas, charlar mientras aprendes palabras en Totonaco o, perseguir paisajes brutales haciendo senderismo, te confirmo que se te está antojando ser más feliz y el turismo y desarrollo sostenible te lo pueden dar.
Conoce más de todo esto y del “Buen vivir” aquí