Una vez que apareció en la portada del Madden, el videojuego más popular de la NFL y uno de los más vendidos a nivel mundial, quedó claro para todos que Patrick Mahomes, el Quaterback de los Jefes de Kansas, sería el jugador a seguir en la temporada que termina el próximo domingo 2 de febrero con el juego de Súper Bowl en el Hard Rock Stadium de Miami, y que tiene a Patrick como su protagonista central.
Con Mahomes, de 24 años, en el Súper Domingo y Tom Brady, de 42, viendo el juego por televisión, se concreta un cambio generacional muy importante en la historia de la liga. Un cambio de estafeta que le asegura millones de nuevos aficionados, niños y adolescentes, que seguirán viendo todos los partidos que puedan en las próximas temporadas.
A parte de ser un jugador de época, Patrick es carismático, le entiende a la mercadotécnica deportiva por lo que va camino de ser uno de los deportistas más acaudalados. De hecho, trascendió que su actual equipo, para hacerlo jugador de franquicia, valora poner sobre la mesa la descomunal cifra de 200 millones de dólares por la extensión de contrato.
No se crea que Patrick tuvo, como en otras historias de héroes deportivos, una niñez de privaciones, ni con mucho. Es hijo de un beisbolista profesional, de modo que no es exagerado que estaba destinado a vivir del deporte. Su habilidad natural lo llevó a destacar desde pequeño en varias disciplinas. Puedo ser basquetbolista pero también beisbolista como su padre. De hecho, estuvo a punto, casi nada, de emprender una carrera con los Tigres de Detroit de las Grandes Ligas. Circulan imágenes de Pat, como le dicen sus cuates, con la franela de beisbolista.
Su novia se llama Brittany, a quien conoció en la secundaria y que, ya lo adivinó usted, también es deportista.