Pleno en tradición, historia y riqueza natural que te invitan a la aventura, Querétaro ofrece más allá de su capital, un universo de destinos menos frecuentados, que por su gran belleza cautivan y hacen memorable la experiencia de los recorridos.

Tomando rumbo hacia el norte del estado, la Sierra Gorda queretana alberga en sus latitudes y altitudes desde zonas semidesérticas hasta selvas bajas. Parajes en los que no sólo se esconde la belleza natural del estado, sino su historia misma.

Considerado por siglos un sitio de culto, el llamado Triángulo Sagrado que comprende La Peña de Bernal, el Cerro del Frontón y el Cerro del Zamorano, es una zona de protección a la cultura en la que los visitantes pueden descubrir ceremonias ancestrales.

Tolimán

En este poblado semidesértico el sincretismo religioso se hace evidente en las Capillas-Oratorio de los pobladores originarios, cuyas raíces provienen de las primeras poblaciones otomí-chichimecas de la zona del Bajío.

Cada familia tiene su capilla, y en sus paredes se encuentra el registro de los eventos más importantes de sus vidas: Los nacimientos, casamientos y muertes de sus miembros. Hermosos árboles genealógicos que extienden sus ramas por las paredes de aquellos pequeños templos, reflejan en sus imágenes el estilo del pasado prehispánico y su unión con la estética europea que llegó con la colonización.

Pinal de Amoles

Volviendo a la carretera, tomando rumbo hacia los bosques que albergaron durante siglos la minería de plata, se abre en el panorama, con sus tejados rojos, el municipio Pinal de Amoles, que debe su nombre a la planta Amol, usada en época prehispánica como detergente.

Puente de Dios

En este lugar, una parada imperdible es seguir el flujo de las aguas del Río Escanela, hasta la formación natural conocida como Puente de Dios.

Dicen los pobladores que aquella hermosa formación natural de aguas cristalinas que fluyen al interior de la tierra, fueron una creación divina, y que por eso recibió tan merecido nombre.

En su interior, las filtraciones entre las estructuras rocosas bañan a sus afortunados espectadores de una brillante lluvia de gotas iluminadas por la luz del sol, en una caverna donde se abre un paraíso de ríos azules y bosques envuelve a sus visitantes de paz, quietud y asombro. La mejor hora para adentrarse es alrededor de la una de la tarde, siendo el momento de mayor esplendor de las gotas de agua hechas cristales de luz.

Puente de Dios no es el único paraje donde el azul de las aguas sorprende a la vista, a 30 minutos en auto, se levanta a una altura de 35 metros la cascada El Chuveje, misma que en su caída, ha forjado un camino de pozas que deleitan la vista, al ser verdaderos espejos de agua que reflejan en su tranquilidad, el cobijo de un bosque de álamos que acompaña a sus visitantes durante todo el camino.

Fotografía: Vania González

Si te aventuras a estos caminos, indudablemente tienes que comer en el corredor gastronómico que va del municipio de Pinal de Amoles hasta Jalpan de Serra, mismo que a lo largo de su carretera, te ofrecerá platillos con el sazón local, hechos con ingredientes producidos por sus pobladores. Entre los sabores de la región podrás encontrar la miel de azares y los chiles en pulque. Te recomiendo que pruebes las quesadillas con guisado de la Cabaña el Milagro.

Asimismo, durante el camino, podrás encontrar diversas opciones de alojamiento, que van desde zonas de camping y cabañas que te permitirán apreciar los bosques de niebla, hasta hoteles ejecutivos en la región serrana.