La acometida del Covid-19 ha sido vertiginosa, salvaje. Tripulante Mx fue de los primeros medios en alertar en México sobre la existencia y peligrosidad del coronavirus que entonces se conocía como virus de Wuhan, el nombre de la localidad de China en la que se registró el brote inicial. Para el 22 de enero, había 444 contagios y 17 defunciones. Un poco más de tres meses después hay 3 millones de personas contagiadas y lamentablemente casi 200 mil muertos.
Las cifras suben hora tras hora. En México ya estamos en la Fase 3 esperando la parte más álgida de la crisis que traerá muchas malas noticias para todos. Sirva el párrafo inicial para describir el tremendo peligro potencial que encierra el virus y para establecer que, en la primera línea de defensa de la humanidad, y también en México, están los trabajadores de la salud, doctores, enfermeras, laboratoristas, paramédicos, que fueron lanzados a la misión imposible de contener al coronavirus casi sin armas.
No solo ocurrió en México, pero aquí fue clarísimo que ese personal no tenía los insumos básicos necesarios, tenían nula capacitación para el tratamiento de personas infectadas y sus sueldos, precarios, no justifican el tamaño del riesgo.
Además de todo lo anterior, de las condiciones de vulnerabilidad en las que se encuentran los trabajadores de la salud, a los mexicanos les ha dado por agredirlos al considerarlos factor de contagio. Se han registrado agresiones verbales, pero también violencia física. De no creerse. En lugar de mostrar agradecimiento, solidaridad, simpatía, muchos transforman su miedo en violencia y atacan a quien puede salvarlos.
Es un arranque de cobardía, pero también de insensatez. Todos deberíamos estar concentrados en cómo mejorar las condiciones actuales y futuras de trabajo de médicos y enfermeras, me refiero a salarios y prestaciones, y en lugar eso los discriminamos. En algunas localidades los pobladores han amagado con quemar hospitales y centros de salud para evitar contagios. ¿Tenemos remedio?
Fabiana Maribel Zepeda, jefa de enfermeras del IMSS, salió en defensa de sus colegas durante una de las conferencias mañaneras en Palacio Nacional. Según las crónicas dijo con voz entrecortada: “nosotros podemos salvar sus vidas, ayúdennos, por favor, a cuidarlos y para eso necesitamos que ustedes nos cuiden, necesitamos aprender y necesitamos la mayor solidaridad en estos momentos en el que más se requiere que estemos juntos como mexicanos”.
Subrayó el IMSS siempre se han tenido dos objetivos primordiales: la atención a los derechohabientes, “es nuestra prioridad”. Hoy también nuestra prioridad es la seguridad de nuestros trabajadores, de nuestros compañeros. Zepeda Arias dijo que duele hablar de lo que les pasa a sus compañeros, “duele hablar de los trabajadores de la salud, que también somos personas, que también tenemos familia y que hoy estamos dejando nuestras casas, nuestra familia, estamos dejando nuestra vida en las unidades hospitalarias”.
Recalcó que todos los días los trabajadores de la salud “decidimos ser lo que somos, y no sólo hablo por las enfermeras y los enfermeros, hablo por todo el personal de salud, por todo aquel que porta un uniforme y que está convencido que la atención a la salud es lo mejor porque da de sí”. Reiteró que “hoy necesitamos solidaridad, de esa nueva solidaridad de la que hablaba en algún momento el maestro Zoé Robledo, de esa nueva solidaridad que tiene que refrescar a México y que obviamente nos tiene que dar el aliento para salir adelante”.
Fabiana llamó a los medios de comunicación a hacer extensivo este llamado de respeto, de parar la agresión, pues estas acciones han golpeado fuerte al trabajador de la salud.