Entre las ciencias médicas, la Neurolingüística se encarga de analizar cómo funciona el cerebro, específicamente, en las funciones del lenguaje, habla y su trabajo cognitivo así como trata las patologías relacionadas con la lingüística.

Por ejemplo, uno de los síntomas de una apoplejía o derrame cerebral es la afasia, es decir, la pérdida completa o parcial de la facultad del habla (el resto de los signos más comunes, según la Organización Mundial de la Salud, son: parálisis en el rostro y debilidad en un lado del cuerpo, sea brazo o pierna).

Sin embargo, no es la única manifestación de tipo lingüístico de que algo podría ir mal con tu salud. Otras patologías del lenguaje que indican un estado anormal a causa de una enfermedad neurológica son las siguientes.

Afasia

La afasia no sólo es un foco rojo de un derrame cerebral también se presentan como el resultado de un accidente cerebrovascular, un traumatismo encéfalocraneano o una infección y también se puede desarrollar lentamente, como en el caso de un tumor cerebral.

Sin importar cómo se originó este trastorno, es básicamente una ruptura en el procesamiento normal cerebral del lenguaje, es decir, se modifica esa función con la que usualmente el paciente tenía un dominio completo y normal de una lengua.

Existen diferentes tipos de afasias, según el área neurológica afectada, sin embargo, en todas hay una secuencia errónea en la expresión. Por ejemplo, la alteración a nivel lexical, como es el uso de palabras no referenciales o circunquiloquios es una degradación del lenguaje: “dame el este para escribir”, “pásame la cosa”.

Una afasia menos frecuente es la parafasia, que es la imposibilidad de recordar el fonema o palabra adecuada, se parece a la dislalia (se pronuncia correctamente ciertos fonemas) pues es algo usual en los infantes pero es signo de alerta en la etapa adulta (perro por lobo, peta por pelota, entre otros).

Otro tipo de degradación por afasia se presenta en la articulación, comprensión del idioma, lectura o escritura.

Dispraxia o apraxia

Esta patología afecta a todo tipo de actividades motoras, es decir, el paciente sabe lo que quiere hacer pero carece del control sobre las actividades musculares necesarias para efectuar esa actividad deseada.

En unos casos, el afectado no puede organizar movimientos con los músculos de la cara para comunicarse. Otros pacientes son incapaces o tienen dificultad para efectuar movimientos con las manos (escribir, dibujar o hacer señales). Algunos más no pueden controlar la secuencia de sonidos. Mientras que a otros no les es posible organizar tareas que conlleven el control de coordenadas espaciales.

Disartria

Es un trastorno orgánico del lenguaje de carácter neurológico y éste produce un desorden en la articulación del habla. Se trata de alteraciones en los movimientos biológicos y en la pronunciación de los sonidos o al vocalizar.

Puede originarse en la tartamudez o puede ser resultado de daños o lesiones en los mecanismos neurológicos encargados de enviar información a los músculos de los órganos fono-articuladores para ejecutar sus movimientos. De este modo puede llegar a producirse un habla casi ininteligible.

Por ejemplo, la persona con esta patología no puede coordinar los movimientos musculares de su laringe, boca y aparato respiratorio, tampoco puede controlar la intensidad del sonido ni su duración. Otro tipo de disartria es el habla escandida, una forma de hablar lenta e interrumpida, como si se hablara en sílabas, es común en pacientes con esclerosis múltiple.

La debilidad, lentitud o falta de coordinación muscular pueden afectar todos los procesos básicos del habla como la respiración, fonación, resonancia, articulación y prosodia.

Agnosia

Este tipo de patología se caracteriza por la dificultad para la percibir el habla, como es el caso de la sordera. Sin embargo, otros tipos de agnosias hacen que los pacientes no sean capaces de reconocer los timbres de voz, las palabras, su significado o repetir palabras nuevas.

Anartria

La Anartria es la ausencia total de articulación debido a la insuficiencia neuromuscular, como puede ser la parálisis de la lengua, laringe, faringe, velo del paladar o toda la musculatura bucofacial.

La persona afectada comprende lo que se le dice y lo puede leer pero no le es posible pronunciar esas palabras.

El lenguaje es una función superior del cerebro porque participan varias áreas de ese órgano y además es muy compleja pues interactúan la biología y el ambiente social, por tanto, existen trastornos del desarrollo del lenguaje (niños tratados mediante la lingüística clínica o adultos viviendo con disfonia espasmódica) y trastornos psicológicos que presentan síntomas vinculados al lenguaje. Por ende, el habla, lenguaje y el proceso cognitivo lingüístico pueden convertirse en señales importantes para detectar alguna enfermedad.