Millones de personas alrededor del mundo que están en rigurosa cuarentena piensan qué pasará con sus vidas una vez que la emergencia concluya y regresemos a la “normalidad”. ¿Volverá todo a ser igual? ¿Habrá más de lo mismo?

 El riesgo enorme es que esa antigua normalidad es la que nos trajo a la situación de postración mundial en la que estamos. Ante lo cual necesario pensar en un escenario diferente, algo que nos permita decir que valió la pena el encierro y el sufrimiento de personas que perdieron seres queridos, empleos, tiempo.

El periódico francés Le Monde publicó una carta firmada por doscientas personalidades del entretenimiento, la cultura y la ciencia que claman por no volver a esa normalidad. Una idea que toma fuerza alrededor del mundo, sino aprovechar la oportunidad para forzar un cambio.

La iniciativa fue promovida por la actriz gala Juliette Binoche que logró el respaldo de figuras del séptimo arte como los directores mexicanos Alfonso Cuarón y González Iñárritu, además de celebridades como Joaquin Phoenix, Barbra Streinsand, Robert De Niro, Penélope Cruz, Pedro Almodóvar, Monica Bellucci, Madonna, Cate Blanchett, Jane Fonda, Javier Bardem, Miguel Bosé, Marion Cotillard, entre otros.

La carta dice lo siguiente:

La pandemia de coronavirus es una tragedia. La crisis está, sin embargo, invitándonos a examinar qué es esencial. Y lo que vemos es sencillo: los “ajustes” no son suficiente. El problema es sistémico.

La catástrofe ecológica en marcha es una metacrisis: La extinción masiva de la vida en la Tierra ya no está en duda, todos los indicadores señalan hacia una amenaza directa existencial. Al contrario que la pandemia, aunque severa, un colapso ecológico global tendrá consecuencias incalculables.

Por ello pedimos solemnemente a nuestro líderes, y a todos nuestros ciudadanos, que dejen atrás esta lógica insostenible que aún prevalece y comenzar una profunda revisión de nuestros objetivos, valores y economías.

La búsqueda del consumismo y la obsesión por la productividad nos ha llevado a denegar el propio valor de la vida: de las plantas, los animales y de un gran número de seres humanos. La polución, el cambio climático y la destrucción de nuestras restantes zonas naturales han llegado al mundo a un punto de ruptura.

Por estas razones, junto a otras crecientes desigualdades sociales, creemos que es impensable “volver a la normalidad”.

La transformación radical que necesitamos a todos los niveles exige valentía y coraje. No sucederá sin un compromiso masivo y resuelto. Debemos actuar ahora. Es más una cuestión de supervivencia que de dignidad y coherencia.