Aun en la emergencia por COVID-19, el número de feminicidios no ha bajado; al contrario, sigue en aumento con 489 crímenes tan sólo en los meses de enero a junio, además, hay un aumento del 52% en las llamadas de emergencia. 

La constante impunidad y la falta de atención que existe en la mayoría de estos crímenes son factores comunes y de suma urgencia a resolver, los cuales aborda la periodista Lidyette Carrión en su libro La fosa del agua (2018, DEBATE), donde se recrea el escenario crudo y violento que viven las mujeres en México; esto a través de vivencias narradas por las madres de desaparecidas y víctimas de feminicidios.

La investigación comienza en el Valle del Estado de México, para ser más específicos en el Río de los Remedios (Ecatepec), donde hace unos años se descubrió como depósito de restos humanos, por lo que la autora le nombró “la fosa del agua”. Ecatepec también es uno de los sitios más precarizados y peligrosos para las mujeres del país, posicionado como el municipio número uno del Estado en donde se cometen dichos delitos. Tan sólo en lo que va del año se han registrado cinco feminicidios en este territorio. 

En una tarde de rutina, Bianca (14 años) realizaba sus actividades normales: ir a la escuela, salir con sus amigos por la tarde. Sin embargo, el 8 de mayo de 2012 su vida dejó de tener esa cotidianidad. Su madre, al darse cuenta que Bianca no aparecía, decidió ir a levantar una denuncia al Ministerio Público; desde ese momento se adentró en el laberinto para encontrar a su hija y a los culpables de su desaparición. A partir de este caso, Lidyette Carrión, la periodista independiente y actual colaboradora en la revista digital Pie de Página, da a conocer una gran red de madres que viven la misma problemática.

El libro entreteje los diez casos a partir de los patrones que comparten, entre ellos la labor de los oficiales encargados de culpabilizar a los padres de familia y a las propias víctimas. Es entonces que la autora hace énfasis en la falta de prudencia y sensibilidad existente en los Ministerios Públicos, pero también en la ausencia de seriedad con la que son tratados los procesos para llevar a cabo una investigación satisfactoria que dé con los verdaderos culpables y con la aparición de las mujeres. Es necesario resaltar que una gran cantidad de familiares que buscan a sus hijas no acude a denunciar porque saben que los procesos son tardados y que en un 97% los delitos quedan impunes, sin embargo, esto no es con lo único que se encuentran: los Ministerios Públicos y las fiscalías violentan el debido proceso, sin respetar lo que dicta el Código Nacional de Procedimientos Penales, por esta razón los feminicidas quedan en libertad. 

El libro también muestra puntos claves de la inseguridad que vive la población mexicana al exponer la existencia de una banda de narcomenudistas, la cual se compone de adolescentes que estudian la secundaria. De acuerdo con la investigación de la autora, dicha banda es comandada por un militar perteneciente al batallón de Naucalpan, Erick Sanjuán Palafox, alias el “Mili”, quien se encarga de reclutarlos en la misma zona de Ecatepec y Tecámac, punto clave en el Rio de los Remedios. Tal hecho evidencia que hasta la propia autoridad es capaz de violentar los derechos de la población y que sus crímenes son apoyados por otros oficiales y agentes de la policía, dejando sin recursos a la sociedad para sentirse seguros en su entorno.

La importancia de La fosa del agua radica en que pone sobre la mesa el tipo de violencia tan atroz que se comete a diario en el país, además de dar a conocer la falta de justicia, la negligencia médica y el abandono de los casos debido a la falta de interés por parte de las autoridades, quedando como un archivo más y orillando a que las madres salgan solas a buscar a sus hijas y enfrenten la revictimización, presente en la mayoría de los feminicidios.

El libro de Lidyette Carrión no es una lectura que se disfrute, ya que los crímenes son contados explícitamente; los hallazgos de sus cuerpos destruidos son presentados de una manera fuerte, pero es más aterrador seguir evadiendo la realidad que persigue a las mujeres en México. Es una lectura obligada para conocer lo que realmente sucede detrás de cada feminicidio y desaparición. La autora se adentra en lo que no es contado en los medios de comunicación que se encargan de vender el amarillismo y también de convertir a las mujeres en una cifra más con encabezados como “descarnada” o, como en el caso de Ingrid Escamilla, el periódico La Prensa imprimió su portada con el titular “La culpa la tuvo cupido”. Estos titulares buscan desprestigiar la identidad de las mujeres como seres humanos, dejando a un lado la ética periodística e incitando al olvido.

A pesar de ser una investigación publicada en 2018, La fosa del agua sigue vigente, pues el país se encuentra sumergido en una gran corrupción, violencia y desmemoria que aumenta con el paso de los años. Hoy México es el país con más feminicidios en Latinoamérica; con un promedio de 11 mujeres que, al día, son privadas de su libertad y arrebatadas de sus vidas. Queda pendiente la justicia; que ésta se aplique sin importar que sea la autoridad quien esté involucrada, pues por esta razón hoy el responsable del feminicidio de Bianca goza de su libertad.

FUENTES DE CIFRAS 

•Comisión Especial para las Declaratorias de Alerta de Violencia de Género Contra las Mujeres por Feminicidio y Desaparición de la LX Legislatura local.

•Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).

•Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).